miércoles, 10 de febrero de 2010

ADAN Y EVA, LA METÁFORA SOBRE EL ORDEN Y EL DESORDEN



Dios de los cristianos, Gran Espíritu de los Chamanes, Samantabhadra de los Budistas, Kuntubzangpo de los Tibetanos o Brahma de los Hinduistas, se manifiesta en Adán, la vacuidad, el orden que aburrido le pide una compañera, Eva, la forma, la multiplicidad y el desorden. Todo andaba bien hasta que un día a Adán tentado por Eva y la serpiente le da por comerse la manzana del árbol prohibido, donde reside la sabiduría del bien y del mal.

La vacuidad se pierde en sus proyecciones, la forma toma las riendas de la existencia y comienza el juicio que divide la realidad en bien y mal, la proyección sale de la pantalla del Ser y se convierte en el Ser. El Gran Castigo es la muerte y Adán y Eva son expulsados del Paraíso para nacer, envejecer, enfermar y morir.

¿Qué sucede con la vacuidad, el orden cuando se pierde en su proyección, la multiplicidad y el desorden? Nos apartamos de dios, la energía infinita, para recibir sólo una pequeña porción que se acaba con la muerte y comienza otro bocado con la siguiente vida, en un ciclo continuo pero impermanente del que sólo se puede salir recordando nuestra verdadera naturaleza esencial. Al igual que llamamos mesa a un trozo de madera, que a la vez se ha alimentado de la tierra el agua, el sol, el viento, el espacio, la luz y el sonido a través del cual el Gran espíritu se manifiesta, también fragmentamos nuestra verdadera esencia convenciéndonos que sólo somos nuestro Yo independiente de todo lo demás.

Adán se ha perdido en sí mismo, Eva ha olvidado su origen, así los hombres y las mujeres nos volvemos mentales como Adán o emocionales como Eva, desequilibrando nuestra verdadera naturaleza y creando una realidad que más que un castigo es una consecuencia, con la única esperanza de que El Gran Espíritu se manifieste en este apartado mundo y nos recuerde con su presencia la verdadera naturaleza de nuestro Ser y de la realidad, la vacuidad y la forma como expresión de la Conciencia Primordial, no nacida, no creada e impregnada en todas las cosas y seres que aunque se olviden de ella y la ignoren, no la pueden evitar.

El camino a Casa está trazado por las espinas de nuestras intenciones, en la medida que cesen nuestras intenciones cesa también el camino, ya que todos estamos primordialmente iluminados ¿cómo se podría alcanzar algo que ya somos? Cuando hablamos de alcanzar la iluminación, la pureza, llegar a Dios, nos estamos convenciendo que nos hemos separado de él y ampliamos la distancia desarrollando un camino por el que habremos de volver. Si en cambio nos decidimos a volver por ese camino disolviendo nuestras intenciones y temores posiblemente nos daremos cuenta de que el camino había sido una mentira.

Al estar primordialmente iluminados no hay camino verdadero, sólo hay una mentira para librarnos de otra, hemos creado una mentira con este mundo dividido y necesitamos otra mentira para llegar a la unidad. Esa mentira es lo que denominamos el Camino Espiritual.

Comienza con una experiencia que nos haga dudar de nuestra insignificancia, continúa con la búsqueda de esa profundidad aparente y finaliza reconociendo que nunca nos habíamos separado de ella, convirtiendo la realidad en un paraíso silencioso y ordenado, manifestándose con infinitos y múltiples sonidos desordenados guiados por el Amor al Orden y el Desorden, por la Vacuidad y la Forma, la Simplicidad y la Multiplicidad, El hombre y la mujer, El Ser y la Manifestación.
Bahadur

lunes, 8 de febrero de 2010

BAHADUR: SOBRE AMAR EL ORDEN Y EL DESORDEN



A continuación os dejo unas sabias palabras de Bahadur, uno de los maestros que me ha traido la vida, para aprender a abrazar el Orden, y ayudar a poner límites sanos a mi desbordante locura. Gracias Mestre!!!


Queridos amigos,

Primeramente dar las gracias a Javier por la creación de este espacio donde poder expresar nuestras inquietudes y comentarios. Seguidamente una reflexión sobre el título del mismo, Amar Orden y Desorden.

Desde mi punto de vista sumamente ignorante, el orden lo proporciona el Padre, y el desorden la madre. Analógicamente el orden es lo intelectual y el desorden lo emocional. Podríamos entonces decir que los primeros años de vida el bebe desarrolla, con la unión con la madre, la parte emocional, lo que nosotros definimos en este blog como Desorden. Y en los siguientes años en contacto más con el padre desarrolla la parte intelectual, el Orden. ¿Qué sucede entonces en cualquier desequilibrio entre estos dos aspectos, intelecto y emoción?

Cuando las cosas permanecen mucho tiempo ordenadas deja de haber evolución, ya que se mantienen siempre en la misma estructura, posiblemente bella pero aburrida al cabo de poco tiempo. Cuando las cosas permanecen mucho tiempo desordenadas deja de haber evolución, ya que se dispersa toda la energía en múltiples factores interrelacionados pero que no se ponen de acuerdo. Podríamos hacer una analogía sobre los problemas que tenemos los seres humanos. Cuando somos excesivamente masculinos nos volvemos aburridos y repetitivos, cuando somos excesivamente femeninos nos volvemos dispersos y distraídos. Esto afecta tanto a hombres como a mujeres en edad adulta. Durante la infancia vamos cogiendo patrones intelectuales de nuestro padre y emocionales de nuestra madre. Dependiendo de cómo los padres tienen integrados en si mismo esta polaridad, los hijos tendrán diferentes tendencias y desviaciones.

Entonces ¿cómo encontrar el equilibrio? ¿Cuándo he de conectar con mis emociones y cuando con mi intelecto? La famosa lucha de Goethe entre el instinto y la razón.

Si hemos encontrado referentes equilibrados en nuestros padres, o si hemos aprendido a encontrarlos en otros seres como puede ser por ejemplo un maestro/a espiritual que abra con su personalidad una posibilidad que quizás nuestros padres no pudieron darnos debido a sus límites socio-culturales, sabremos liderar nuestra vida en todo momento y también podremos conectar con el amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad, escuchando y sintiendo al otro como si se tratase de uno mismo.

Si no hemos encontrado referentes equilibrados, posiblemente dominemos situaciones en las que deberíamos dejarnos llevar y nos dejemos llevar en situaciones en las que tendríamos que haber cogido las riendas.

Así pues AMAR EL ORDEN Y EL DESORDEN es: Amar a tu padre y a tu madre, amar tus pensamientos y tus emociones, enseñar y liderar, aprender y dejarse llevar, aprender a ser seres humanos completos que se aman mutuamente desde dentro y desde fuera.

Bahadur

miércoles, 3 de febrero de 2010

SI QUIERES OIR A DIOS REIRSE... CUÉNTALE TUS PLANES (2ª Parte)

Como bien refleja la cosmovisión china con su teoría sobre los 5 elementos, la realidad está tejida por leyes análogas. Por eso mismo, la relación entre mis pensamientos y mi cuerpo físico, también se manifiesta en mi relación con el ambiente que me rodea. Para entender que mis creencias afectan a la realidad en la que vivo, por lo menos en como la percibo y en consecuencia en como reacciono ante ella. Pero al mismo tiempo que las diferentes situaciones que viva en la vida, me pueden hacer adquirir un tipo de creencias u otras sobre la realidad, afectando a mi visión del mundo y en consecuencia a mi manera de reaccionar ante él. Lo cual al mismo tiempo afectará las respuestas que reciba de las diferentes situaciones de la vida. Pues cuando cambiamos el estímulo que enviamos al exterior, puede cambiar la respuesta que recibimos de él. Por lo cual la realidad es cocreada por una danza de interrelaciones entre el Observador y lo Observado.


En segundo caso, habría que contemplar que teniendo en cuenta la naturaleza holográfica de la realidad, de la misma manera que en una porción de ADN se puede encontrar toda la información genética de un organismo, en el subconsciente de un ser humano se puede encontrar la memoria colectiva de toda la humanidad. Desde esa visión podemos comprender como el contexto cultural en el que vivo, e incluso otros contextos culturales que forman parte de la memoria colectiva de la humanidad afectan en mi manera de percibir la realidad.


Por eso, cuando creemos que solo con nuestras creencias y enfocándonos en algo vamos a crear esa realidad, caemos en un acto de narcisismo espiritual. Y nos olvidamos que nuestra conciencia es cocreadora junto a las otras conciencias con las que compartimos ese océano infinito de amor y sabiduría más allá del espacio y el tiempo, en el que está sumergida nuestra existencia.


Además esta teoría de la Ley de Atracción, se olvida de que incluso si nos limitáramos al primer cuadrante (lo subjetivo individual) el ego sería una pequeña parte de él, pues muchas tradiciones también situarían en ese cuadrante al Espiritu y al Alma.


Por otra parte hemos de tener en cuenta que en el primer cuadrante hay una parte consciente y otra inconsciente como descubrió Freud, en la que se hayan recuerdos y creencias que son las que más profundamente marcan la reacción instintiva ante las diferentes situaciones que vivimos.


Y cada vez que tratamos de repetir esas creencias, para que nuestros deseos se materialicen, estamos reforzando las creencias negativas que están en resonancia harmónica con ellas. Pues el enfocarnos en algo, nos hace conectar con los recuerdos y las creencias asociadas a ese objetivo, y esas creencias subconscientes acaban teniendo mayor efecto creador en las circunstancias que vivimos. Pues como argumenta Greg Bradden, tiene mayor impacto en la realidad que nos rodea la vibración que emitimos internamente cuando decimos algo, que las palabras que emitimos. De esta manera, si alguien está pidiendo algo, pero internamente está activando el miedo a que esto no se materialice lo que le llegará es una vivencia que esté en resonancia con ese miedo interno.

Hoy en día, hay herramientas en el ámbito terapéutico que nos permiten detectar esas creencias subconscientes e integrarlas para poderlas dejar atrás. Pues en el fondo lo que impide que esas creencias sean transcendidas, es el hecho que están asociadas a emociones reprimidas que hemos de integrar en nuestra personalidad para completar nuestro proceso evolutivo. Por eso es necesario llevarlas a la parte consciente de nuestra mente, desactivando e integrando al mismo tiempo las emociones relacionadas con ellas. Para que luego podamos vivir las cosas desde otro sentir, desde un estado de mayor harmonía y bienestar.


Una creencia se tiene que basar en una experiencia para que tenga verdaderamente fuerza en nuestro paradigma interno. Por eso es necesario limpiar las emociones bloqueadas, y poder asociar ese objetivo a un estado de mayor bienestar, lo que hará que asociemos ese estado a la consecución de nuestro objetivo. Y llevar a la mente la idea, de que ese objetivo ya se ha alcanzado, al asociarlo con esa experiencia de bienestar interno. Lo cual despejará el camino, para que podamos obtener lo que nos propongamos.


Por eso, hemos de tener presente que sí usamos la Ley de Atracción para pedir vivir situaciones nuevas, en huida de las emociones que se despiertan en nosotros ante las actuales circunstancias, va a ser imposible conseguirlas. Pues hasta que no hayamos integrado esas emociones que forman parte de nuestro Ser, no podemos transcenderlas y empezar a vivir las situaciones de otra manera, lo cual al mismo tiempo hará que tengamos otro tipo de vivencias.


Como bien refleja la metafísica: “lo que resiste persiste”. Por lo cual cuanto más hacemos por huir de las situaciones que en el presente nos abruman, más fuerza les estamos dando a ellas para que se repitan constantemente. Y esto más que una maldición injusta como algunos lo deben percibir hartos de caer siempre en el mismo tipo de situaciones.; es una oportunidad que nos ofrece la vida, para poder liberar ante esas situaciones emociones y aspectos de nosotros mismos con los que estamos en conflicto. Y que necesitamos transcender e integrar, para estar cada vez más en paz con nosotros mismos y en consecuencia, con las personas que nos rodean.


Después de estos argumentos podemos comprender como el uso de la Ley de Atracción, puede hacer más mal que bien en una persona, aunque al mismo tiempo hay que comprender que el mal no existe, y que incluso el hecho de que se refuerce la repetición de las situaciones de las cuales las personas quieren huir, también nos ofrece mayores posibilidades de vivirlas íntegramente para transcenderlas. Lo único malo de esto, es que no seamos conscientes, de que está en nuestro propio interior el poder cambiar esas cosas cuando nos aceptamos tal y como somos; y entonces estemos continuamente sufriendo sin tomar conciencia de las cosas. Recreándonos en nuestro propio dolor, sin aprender de él, y evitando por lo tanto, nuestra capacidad para cambiar esas circunstancias. Cayendo en el victimismo fruto de la ignorancia, de la oportunidad que nos da la vida en esa situación, y por lo tanto perdiendo nuestra responsabilidad, y nuestra capacidad cocreadora de las circunstancias en que vivimos.


El uso de la Ley de Atracción, sin tener en cuenta esas creencias subconscientes y las emociones relacionadas con ellas que no queremos integrar, nos llevará a una vida de mayor sufrimiento, si no somos capaces de aprender de la repetición de la experiencia.

Además tal y como expresa el Budismo el deseo es la principal fuente del sufrimiento, y cuanto más nos aferramos a él, más sufrimos ante las situaciones. Por eso, el mensaje de películas como “The Secret” incidiendo compulsivamente en “pide, pide, pide que se te dará..” nos puede llevar a una vida con mayor insatisfacción.


El deseo es fruto de tener la consciencia en nuestro tercer centro, donde se haya nuestro centro emocional, donde se asienta el ego, y nuestra sensación de vacio y sentirnos incompletos. Por eso el uso de la Ley de Atracción, nos puede llevar a tener la conciencia a nivel de ese centro, y bloquear el proceso evolutivo en el que se encuentra ahora buena parte de la humanidad.


Ese cambio evolutivo, es consecuencia del paso de la conciencia del 3 chakra donde se asienta el Yo (la imagen de uno mismo que nos hemos creado), al 4 chakra donde se asienta el Alma . Cuando vivimos desde el tercer centro, pensamos en que nos tiene que dar la vida, o las personas que nos rodean. En cambio, cuando vivimos desde el cuarto centro nos enfocamos más en ayudar y darnos a las demás personas. Desde el cuarto centro, sale la actitud de servir a los demás, pues uno transciende su imagen individual y se empieza a identificar con el Alma grupal. Cuando estamos en el 4 chakra, uno ha ampliado esa imagen idealizada de sí mismo, y se acepta completa y profundamente, por lo cual puede llegar a aceptar de la misma manera a todos los demás seres, y se convierte en una fuente de amor incondicional.


Por lo cual si nos enfocamos continuamente en nuestros deseos, en pedir todas aquellas necesidades, creadas por nuestra mente neurótica que ha olvidado quien somos en el fondo; nos quedamos anclados en el tercer centro, e interferimos en la ascensión colectiva en la que ahora mismo está participando buena parte de la humanidad.


Por eso creo, que detrás de tanto bombo y platillo dado a la Ley de Atracción se encuentran oscuros intereses, que tratan de seguir manteniendo al ser humano aferrado a los deseos producidos por ese olvido de sí, o por esa necesidad de huir de sí mismos, ante las diferentes situaciones. Pero al mismo tiempo, soy consciente de que incluso el desorden no está exento de orden. Y que lo que personas malintencionadas hayan podido filtrar a la imaginería colectiva para seguir teniéndola controlada y aferrada al deseo consumista; o para que se responsabilicen de todo lo que les sucede y dejen de pedir cuenta a los que controlan el sistema en el que viven. En el fondo puede posibilitar que esas consciencias despierten antes, producto de la mayor fricción que les someten las situaciones que viven. Pues como todos sabemos el sufrimiento es un motor para el cambio, ya que cuando una situación nos desagrada, tratamos de buscar una manera de solucionarla. La cual nos da la oportunidad para crecer y seguir evolucionando. Aunque en estos momentos, para muchos seres el sufrimiento ya no es una herramienta necesaria para seguir evolucionando.

Es bueno que volvemos a tomar contacto con nuestro potencial cocreador de la realidad, para ser los máximos responsables en nuestro proceso evolutivo, y colaborar con el resto de la humanidad en ser ese cambio que creemos en el mundo. Pero no caigamos en ese narcisismo espiritual, que nos aferra al deseo, engrandece a nuestro ego, y nos puede hacer caer en un pozo de culpa al hacernos responsables de todo lo que pasa a nuestro alrededor.